Thursday 3 November 2016

11. Demonizar e idolatrar

Demonizar e idolatrar es lo mismo. Es la transferencia de lo malo y lo bueno hacia de un ser o cosa externa. Ponemos al demonio afuera para que, al matarlo, mate también a nuestra propia naturaleza malvada creyendo que este acto de violencia será una expiación más que una manifestación misma de esta naturaleza malvada. Ponemos al héroe afuera para que cuando se salve, nos eleve, pero sin arriesgarnos mucho ni enfrentarnos a nuestros miedos.
Ambos son mecanismos de delegación de poder y una manifestación de la falta de capacidad de ver: vernos a nosotros mismos y ver a los demás y aceptar la responsabilidad.

Demonizamos la comida (sólo en un momento y lugar donde la comida no es escasa podemos llamar a cualquier comida "basura"). Demonizamos azúcar, McDonald's, Coca Cola, carbohidratos en lugar de nuestros hábitos o nuestra incapacidad para cuidar de nosotros mismos, aprender lo que verdaderamente nos nutre, ver de qué tenemos hambre y buscar ayuda cuando la necesitamos.

Idolatramos a los "famosos", futbolistas, estrellas del rock, actores (con buena o mala envidia), en lugar de explorar nuestra necesidad interna de ser mirados y darnos atención. La atención es como el dinero. Prestamos atención, nos roban la atención. Los trolls en internet buscan robar atención de una manera agresiva.

Demonizamos al otro, a los inmigrantes que vienen a "robar" nuestros empleos y nuestros recursos reclamando beneficios sin reconocer nuestras propias actitudes invasivas o nuestra historia.

Idolatramos a los ricos, creyendo que se sienten satisfechos, que "son dueños de sí mismos", en lugar de mirar nuestro agujero interior y pensar qué es lo que nos hace sentir vacíos y pobres. Estudios muestran cómo incluso las personas que pertenecen al 1% superior de la sociedad siguen mirando hacia arriba sin reconocer su propia riqueza y sentir que no tienen suficiente (o tanto como el otro).

Demonizamos a los dictadores, con la necesidad de elevarlos a algún nivel de deidad maligna, porque pensar en ellos como "gente" llamaría a la reconsideración de nuestra propia obediencia o el reconocimiento de nuestra propia capacidad de violencia y crueldad.

Idolatramos a la gente "cool", del tipo de Steve Jobs, y compramos un producto de Apple con la esperanza de que algo de ese 'coolness' se derrame sobre nosotros sin pensar en por qué necesitamos una computadora blanca para sentirnos bien con nosotros mismos.

Demonizamos a las personas que creen que "estamos equivocados", porque tememos que el sistema de creencias que sostenemos sea lo que nos define, así que si estamos equivocados ¿entonces qué? Los protestantes y católicos (o unionistas y nacionalistas) siguen separados por un muro en Belfast, los sunitas y los chiítas están en una guerra tremenda, los ateos piensan que las personas que creen en Dios son estúpidas. Tanto comunistas como capitalistas usan la palabra antagonista como un insulto.

Algunos utilizan y exacerban estos mecanismos de transferencia para concentrar poder y riqueza. Idolatrame y dame tu dinero. Idolatrame y comprá los productos que respaldo. Demonízalo y delegame tu poder para que luche contra él.

Cuando no estamos conectados con nosotros mismos y con nuestras emociones, no nos conectamos con nuestro propio poder y lo rendimos a un ídolo / héroe para ir y luchar contra el demonio en nuestro nombre.

Sin embargo, tarde o temprano nos daremos cuenta de que nadie puede hacer ninguna de estas cosas por nosotros.

AB

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