Wednesday 5 November 2014

5. Poder y miedo: escritores de nuestra historia

El miedo es una de las fuerzas más poderosas dentro de nosotros. Está conectado a nuestra respuesta física a una situación, ignorando y despreciando cualquier pensamiento racional. Es un buen mecanismo de defensa ya que, al ser capaz de pasar por alto nuestra mente racional, es muy eficaz. Esta capacidad de hacer un by-pass al "pensamiento superior" es una propiedad que hace que el miedo sea uno de los "puntos de entrada" a nuestra mente y, por lo tanto, uno de los más atacados por cualquier persona con intenciones manipuladoras: politicos, corporaciones , órdenes religiosas , Marketineros, nuestros padres, nuestros rivales, etc.

Quienes utilizan el miedo pueden tener objetivos tan "buenos" como hacer que los niños vayan a la cama a una hora razonable, tan maquiavélicos como "manipular masas", o tan superfluos como hacernos comprar una determinada marca de shampú. Pero en última instancia somos los propietarios de nuestros miedos y necesitamos entenderlos mejor para ser capaces de trascenderlos, más allá de lo que estas fuerzas manipuladoras hagan (artículo relacionado en este link).

A través de la evolución, nuestro cerebro fue añadiendo capas, haciéndonos entidades más sofisticadas, con más recursos de supervivencia. Estas capas añadidas se construyen por encima de las más primitivas. A veces son descriptos como el cerebro reptil a la capa más antigua (los primeros instintos), el cerebro mono (que controla las emociones y las jerarquías sociales) y la parte más reciente: el cortex pre-frontal que controla el pensamiento racional. El "cerebro reptil" como el lugar donde reside el instinto -y por lo tanto la respuesta primaria al miedo-, el cerebelo. El comportamiento que controla es descripto como rígido y esto es porque debe ser: en un momento de amenaza inminente, la respuesta más eficaz es el más rápida.
La mayoría de nuestros miedos - los primeros que experimentamos como individuos verdaderamente vulnerables- estarán indefectiblemente vinculados a nuestra supervivencia y por lo tanto todos los mecanismos que desarrollamos para superarlos se convierten en mecanismos de supervivencia. Son profundamente inconscientes y mecánicos. Muy rígidos también. Son caracteres, mascaras que usamos. 

En esta sencilla configuración, siempre ha habido dos armas contra el miedo. 1. Protección: ligada a la figura de la madre, en nuestro estado infantil, y 2. el concepto de la fe y la confianza, en los adultos (hasta cierto punto, pensamiento positivo). Cuando soy niño, tengo miedo y busco a mi mamá, cuando soy adulto puedo aferrarme a la esperanza de que más allá del miedo puede haber algo positiva, confío y me abro a otros para conseguir la ayuda necesaria y sigo adelante: no me paralizo.

La figura de la madre es la que puede proveernos de una sensación de seguridad en nuestros primeros años, y cuanto más seguros nos sentimos en este momento de nuestra vida, menos mecanismos inconscientes necesitaremos para sobrevivir y más lograremos desarrollar nuestro poder de adultos.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, ni la mejor de las madres puede realmente proveernos de esta seguridad en su totalidad, en parte porque tal vez no sea posible, y en parte porque ella también lleva un bagaje de miedos que pueden jugar en contra de convertirse en una madre segura y eficaz. Cuanto más desprotegidos nos hayamos sentido en nuestra primera infancia, menos podremos separarnos efectivamente de nuestras madres. No quiere decir que físicamente nos queduemos aferrados a ella (aunque a veces sucede), es un apego a nivel psíquico. Puede quedar centrado en mamá o puede que lo desplacemos hacia otras entidades que identificamos como maternas. El trabajo, es una opción muy popular: la firma para la que trabajamos, aquella que "nos da de comer" con el sueldo, pero también puede ser la casa de mamá que no podemos vender, el barrio del cual nunca nos mudamos.

El poder, nuestro devenir adultos, se desarrolla a través de la verdadera separación de nuestras madres (y de cualquier otra figura que hayamos adoptado en el camino). Esta separación no es física, no se trata de dejar de ver a nuestras madres o no trabajar más.  Se trata de la separación en la cabeza, separarnos efectivamente del mundo inconsciente que compartimos con nuestras madres, de su versión de la historia y de nuestra historia y experimentar nuestro poder propio. Es una declaración de independencia interna. Sin este devenir adultos, nos aferramos a un estado infantil, desindividualizado, a merced del miedo y de la narrativa del Otro: la narrativa materna, la de la compañía en la que trabajamos, la del grupo al que pertenecemos, la historia oficial y si, la sopa a la que, en su sabiduría, Mafalda tanto se revelaba.

Quino - Follow: Mafalda oficial 


AB


Un bonus de Carl Jung:

 " En la medida en la sociedad esté compuesta de seres humanos de- individualizados , está completamente a la merced de individualistas despiadados . Que se congreguen en grupos y organizaciones tanto como le guste - es sólo este efecto de masas y la extinción resultante de la personalidad individual lo que hace sucumbir tan fácilmente a un dictador. Un millón de ceros sumados, por desgracia, no resultan en uno.


En última instancia, todo depende de la calidad de la persona, pero nuestros tiempos fatalmente miopes sólo piensa en términos de grandes números y de organización de las masas, aunque uno podría pensar que el mundo había visto más que suficiente de lo que una masa bien disciplinada puede hacer en manos de un solo loco ... la gente sigue alegremente organizándose y creeyendo en el remedio soberano de la acción de masas, sin la menor conciencia del hecho de que las organizaciones más poderosas del mundo se pueden mantener sólo con la mayor crueldad de sus líderes y el más barato de los lemas .

Algunos ejemplos en el video de abajo (no creo que esta lista sea exhaustiva y algunos números toman en cuenta el conflicto más amplio en que se vieron envueltos)

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